Cuestiona mis palabras incandescentes de aquella telaraña de marasmos heraclíteos, de sexo y subterfugios, de envíos postales descerebrados, de cartas boca arriba y lagartos encima de la lengua. Descorre la cortina de tu niebla y háblame de los ahorcados, de las estrellas que habitan el reino de tus muertos, del frío de los párpados, del brocado de tus senos, de tus lunares, que son noche constelada y carta navegable, sextante hacia tu sexo, y astrolabio hasta tus labios...
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