las ventajas de vivir en el campo son incuestionables,
levantarte con el canto de los pájaros, la lluvia
sobre las hojas de los árboles, el mecánico roce
de los grillos, la ausencia casi total del ser humano y,
sin embargo, no puedo evitar añorar la muchedumbre
que detesto, el hormiguero humano, las sombras chinescas
tras las ventanas, esa rutina, esa mañana eternamente
reptida de Cela, ese sepulcro, esa cucaña, esa colmena...
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