Esta es la quinta de una serie de entradas dedicadas al experimento pinaco-literario que llevaba tanto tiempo rondándome la cabeza. Por fin "engañé" a alguien para que se tirara el rollo de pintar mis escritos, y que yo, a posteriori, desconociendo a cuál corresponde cada uno, devolviera las formas y los colores al nivel cognitivo de las palabras. Queda para el futuro una segunda fase creativa, en la que convertiré los mismos en música minimalista a guitarra... algún día. Esta quinta entrega también está incompleta, puesto que falta el poema de partida, que aún desconozco, pero qué le voy a hacer, siempre fui un impaciente. Gracias a Mareva Mayo por sus pinturas, cargadas de fuerza, rebeldía y vitalismo irracional, y que me perdone por la adulteración cromática de la pintura, es sólo un efecto....
Los tambores de Saturno resuenan
es el fin, gritan sus síncopas tribales
hipnótico, el miedo, se mece en mis cabellos
no trato de ocultarlo. Corte suprema,
procesionan disciplinantes
no hay luna o estrellas velando
el fuego exprime ácidas sombras
y gime un lamento antiguo, olvidado.
Los ácaros pasean altivos
su tiempo ha llegado
arroyos serpientes
se retuercen en el tumulto.
Fosas, un ojo eléctrico
quizás el incienso tranquilice los miembros
por fin has llegado
sulfuran las fuentes,
escupen los versos ,
bardo thodol arengado .
Mi infancia posterga el enlace
máscaras cubistas
de porte asesino
la muerte susurra a mi oído
y la lluvia restalla ahí fuera.
Los tambores de Saturno resuenan
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