Esta es la sexta de una serie de entradas dedicadas al experimento pinaco-literario que llevaba tanto tiempo rondándome la cabeza. Por fin "engañé" a alguien para que se tirara el rollo de pintar mis escritos, y que yo, a posteriori, desconociendo a cuál corresponde cada uno, devolviera las formas y los colores al nivel cognitivo de las palabras. Queda para el futuro una segunda fase creativa, en la que convertiré los mismos en música minimalista a guitarra... algún día. Esta cuarta entrega también está incompleta, puesto que falta el poema de partida, que aún desconozco, pero qué le voy a hacer, siempre fui un impaciente. Gracias a Mareva Mayo por sus pinturas, cargadas de fuerza, rebeldía y vitalismo irracional.
Aullido primigenio
Llora un pasado
Infancia perdida
Susurra el piano
Eras humano
Y ahora,
Tan sólo empleado.
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