domingo, 14 de noviembre de 2010

El orador horadado (Capítulo 6º)


El horador no quiere ser juzgado ni mortificado. Ni por sus acciones ni sus opiniones. Absténganse de enviar  quejas los amantes del almizcle. El horador es un ser viviente, a veces incluso pensante, y como tal, posee una personalidad cambiante. Podríamos decir que no es un ser unidimensional. Podríamos haber dicho también que no tiene sólo una cara, pero el horador lo descartó, para evitar malas interpretaciones, pues nunca se consideró una cara bonita. En fin, su personalidad es poliédrica, muchiédrica, millonédrica… Quién se atrevería a juzgarle después de habernos abierto las puertas de su casa, de su vida, de sus sueños, los que sueña despierto y los que sueña cuando está dormido, esos que se oculta  a sí mismo. Incluso estos nos los ha servido en bandeja.
No deberíamos, pues, caer en el error de valorar “a mí me gusta más el horador del primer capítulo”, “ah pues a mí donde esté el del segundo.” El horador, como todo el mundo, tiene estados de ánimo. Ahora se siente algo más optimista, a pesar de que realmente no tenga ni un solo motivo para ello, ahora triste y desconsolado.
 Aunque en este momento lo nieguen, seguro que más de uno ya había caído en la tentación de preferir a un horador sobre otro. Y sin embargo, quién de ellos pondría la mano en el fuego, quién se atrevería a asegurar que es la misma persona que salió de su casa esta mañana camino del trabajo o la escuela. Probablemente ya no sea tan siquiera la misma persona que leyó el primer párrafo. El devenir marca a fuego nuestras vidas, todos llevamos impresa la seña del tiempo en nuestros cuerpos. Por mucho botox con que algunos rechacen su lento crepitar, un brillo en sus ojos delata que por ellos pasó el tiempo. Por los ojos y por los algunos.
El horador no quiere ser juzgado por las marcas que el tiempo y la soledad grabaron en su espíritu. Se muestra tal cual es, sin visillos, exhibicionismo literario, literatura, al fin y al cabo.

7 comentarios:

  1. Seguro que los sueños del horador mientras está despierto son más interesantes que los que tiene dormido.

    Yo no soy la misma de hace 5 minutos, que no había leído tu entrada. Tú no serás el mismo cuando leas mi comentario.
    Nadie nunca es el mismo todo el rato.

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  2. Creo que en esta entrada el horador va caminando a tu lado en silencio, sonriendo tal vez, por un instante...

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  3. El horador se muestra como se ve en el espejo. Sin disfraz, sin trampa, ni cartón. Desnudo, y en rojo. Se escribe rojo también, como la sangre. Y tiene muchas caras, y a cada paso, a cada capítulo, nos muestra una, pero todas son ÉL.

    ...amor fati...estoy aprendiendo muchas cosas contigo, eh? ;P

    saludos

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  4. saludos zoroastro! Me incorporo tarde a la estela del horador. pero con mucho interes.

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  5. Gracias a los habituales por, por, por estar...El horador camina a mi lado, no sabes cuánto. CAOS, el amor fati es mi modo de vida, hasta hace poco sólo teoría, pero ahora desgarradoramente práctico.

    Y a los nuevos, bienvenidos a mi caverna, con mi águila y mi serpiente, con el viejo papa, con el caminante y sombra, con el mago viejo, el concienzudo del espíritu y el más feo de los hombres, y el asno, por supuesto. Por cierto kynikos, hacía tiempo que nadie me llamaba por mi viejo nombre.

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  6. creo que continuare leyendo el siguente capítulo, empecé por este y me ha gustado mucho alberto.
    me siento muñeco budu cicatrizado al leerlo. tampoco me preguntes que es eso porque no lo se muy bien jaja.un abrazo

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  7. gracias sr., yo espero que te guste la obra ¿¿¿¿¿¿completa???? a la vuelta te veo, ok??? tenemos algo pendiente

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