
Finalmente apareció. Caelionico, Vicus Caecilius o Caecilio Vico, el asentamiento vetton, posteriormente mansio romana fue hallado en la tarde de ayer por el grupo de arqueólogos aficionados. Tras el fiasco de la tarde anterior, con las vagas explicaciones del libro “Topoguía de
A pesar de la lluvia, la niebla y las amenazas de nieve, fáciles de esperar un martes trece de enero, la expedición se llevó a cabo. A las cuatro de la tarde salíamos de Béjar, por la antigua carretera N-630, hasta el cruce de Peñacaballera, donde, más o menos, habíamos concluido debía de estar, si estaba en algún sitio, el dichoso asentamiento. Recorrimos a pie la zona conocida como Casa Adriano o Entrecarreras, donde encontramos numerosa documentación referente a
Entre ella, y al final de la zona mencionada, encontramos lo siguiente:
Lo más interesante del cartel fue el mapa del que he adjuntado en una imagen detallada:
Del mismo pudimos deducir que nuestro destino se encontraba dentro de una finca particular, delimitada por la línea roja que aparece a la izquierda, a la que debíamos acceder desde la nueva carretera de Peñacaballera, ya que era el camino más corto a las ruinas, que he señalado con un punto verde. Y así lo hicimos. Nada más llegar a la citada carretera nos internamos en la propiedad privada, saltando el muro, donde empezamos a divisar un paisaje como el recuadrado en azul en el cartel anterior cuyo pie de foto reza: “Posible lugar de
Adjunto también esta visión panorámica del conjunto:

Avanzando de nuevo por un sendero apenas perceptible, y subiendo la loma, puesto que toda la documentación indicaba que se encontraba en un alto, nos encontramos una alambrada tras la cual apareció esta maravilla:
La forma nos recuerda a la de los dólmenes de corredor y responde más a la idea de restos vettones que de romanos, dado el tipo de construcción que solía realizar cada cultura.
En el lado opuesto a la entrada al círculo, siguiendo el diámetro aproximado de la circunferencia se encontraba la roca en la que se me puede ver en la foto siguiente, y en la que os podéis hacer una idea de las dimensiones reales.
La última foto es un detalle del empedrado del interior del círculo, un pequeño trozo del mismo en que el musgo y la vegetación nos han dado tregua para que podamos descartar que el círculo en cuestión fuera simplemente un refugio pastoril, dado que estos nunca se encuentran empedrados, menos aún con la regularidad que este ofrecía.
Primero vino el asombro, después el disfrute y por último la reflexión. ¿Por qué estos restos permanecen ocultos en una finca particular con el conocimiento y, lo que es peor aún, con el consentimiento de
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