Las últimas horas de los primeros
días fríos e insulsos de septiembre
van escurriendo en la pared del cuarto,
filtra la luz solar una persiana,
creando mosaicos de luz y sombra
agujereando la realidad
como el colador de mi corazón.
Y no entiendo aún en qué momento
De falsa lucidez o lo contrario,
quizás de verdadera ofuscación
empecé a escribir endecasílabos.
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