miércoles, 30 de noviembre de 2022

miércoles, 14 de septiembre de 2022

la hora azul

como un cuadro de evgeny lusphin
contemplas la ciudad desde el arcén,
hipnotizado
ante la belleza casi mitológica
de esa fiera montaraz, terrible.

la observas aovillarse
entre maternal y somnolienta
y casi hasta extrañas
su abrazo
de monóxido adormecido,
asfixiante,
la misma caricia de la muerte.

la broma

 

todo empieza, como empieza siempre
como mera tomadura de pelo.
al fin y al cabo, la vida misma,
que dijo el otro, es una broma,
y como tal hay que tomarla.
una broma. y para colmo,
de mal gusto.  
el otro, que dijo lo que dijo,
no es otro que robert brasillach,
enemigo de todos, por la izquierda,
por la derecha, por arriba y por abajo,
por delante y por la espalda,
por sus palabras más que por sus actos,
y víctima final de sus contradicciones.

invadida francia por las tropas alemanas,
cuyo ideario compartía abiertamente,
se alistó en el ejército francés para luchar
por su patria, contra sus ideas.
fue capturado por los nazis, puesto
en libertad tras pasar por un campo
de concentración y, ya de vuelta en la zona
ocupada, se dedicó a defender
el nacionalsocialismo con su pluma
corrosiva y despiadada.
tras la liberación de francia
no hubo piedad para él, fue reo
de sus ideas y ajusticiado
por ellas.
ni camus, ni valéry ni cocteau,
que pidieron la anulación de la condena,
pudieron hacer que temblara
la mano implacable de de gaulle
mientras firmaba su sentencia.
en espera de su ejecución, el patriota,
reconvertido ahora en humorista, escribió:
«la vida es una broma de mal gusto;
en vez de centrarte en el “mal
gusto”, céntrate en la “broma”.
si buscas justicia en lugar de tranquilidad
en este mundo democrático, suicídate.
para vivir hoy hay que saber reírse
de la estúpida realidad».

poco tiempo después, un brumoso
6 de febrero del 45
—amanecía en el fuerte de montrouge—
el reo era acribillado
contra las siempre grises y frías piedras
del paredón.
y es curioso que permanezcan
siempre grises las piedras, a pesar
de la ingente cantidad de sangre
derramada. probablemente
haya alguien
encargado de limpiarla, como
un castigo digno de sísifo,
pues la fuente de la que brota
el líquido rubí
nunca se seca.

menuda broma.

martes, 13 de septiembre de 2022

kurt kobain

I'm not like them, but I can pretendThe sun is gone but I have a lightThe day is done, but I'm having funI think I'm dumb, or maybe I'm just happy

 

 

el sol se ha ido, tras esas casas
que apenas empezaron a vivir
y ya eran cenizas,
nadie habitó sus estancias,
sin llantos, ni risas de niños,
ni abulia, ni desesperación,
sin amor casto, ni pervertido,
despojos, vacío, ruinas.

el sol se ha ido y aquí no hay luz,
otro día se acaba, todo
se acaba, se pudre, colapsa,
esas nubes que pasan,
apenas despojos de la borrasca,
la luna mengua, ovoide,
en su carroza de chatarra

y todo parece encaminarse,
feliz, al otoñal camino
hacia la nada.

lunes, 12 de septiembre de 2022

justicia poética

tiene que molar

la hostia

serlo de verdad

poeta, digo— 

y tener capacidad

de impartirla.

ah, si yo pudiera,

más de uno

se iba a enterar.

Otis Redding

 Sittin' here resting my bones
 And this loneliness won't leave me alone
It's two thousand miles I roamed
 Just to make this dock my home

 

 

sentado a la ventana oeste mi estudio

oyendo los perros del vecindario ladrar,

las nubes pasan de largo y se guardan

su lluvia y su bondad de otoño

para otras tierras que no hayan sido 

justamente olvidadas por los dioses.

 

pasan ciclistas, llegan 

hasta la glorieta

que da fin al mundo conocido,

más allá naturaleza indómita— 

 y vuelven por donde han llegado.


sentado, sin nada más que hacer

que ver pasar las nubes y el día

los días, semanas,

los años,

sin nada más que hacer,

nada 

más

que hacer.

poesía de lo cotidiano

 

si a algo debiera parecerse

la lectura —íntima—

de un poema,

es al eterno milagro

cotidiano

de la lluvia

dosis terapéutica

el viento acaricia un abedul,

que sonríe a la humedad

después del largo, casi eterno, 

infierno veraniego.

 

los restos de una tormenta tropical

venida a menos

han dejado nubes altas

y unas gotas, pocas,

que caen casi con suavidad

sobre el asfalto.

 

la esperanza siempre vino

—piensas como el veneno,

en dosis bajas.

miércoles, 7 de septiembre de 2022

habrá que sentarse

 

teclear y fingir que

después de las tertulias,

gran hermano,

los anuncios machacones

de la radio,

la publicidad

hasta en las líneas

de tu mano,

el machote que casi

te hace volar

en la rotonda,

el enésimo cambio súbito

de tu horario de trabajo,

de la sincronía

neurótica

de los semáforos,

los tuits infumables

del político de moda,

la moda infame

y la última dieta

novísima

de tu influencer

de confianza.

 

fingir que después

de todo esto

aún

nos queda algo

en la sesera.

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