Te retomo en la palabra.
Te estrujo los labios entre el arroyo y un barquichuelo que se atreve a penetrarlo. Qué lindo, qué linda sós, que diría si estuviera briago. Un año, madre mía, retomar el hilo de Ariadna, siempre dejé flecos colgando y siempre el viento me los trajo en la otoñada. Varanasi y Risikesh, Swami Rama, un orador horadado y un piano quisquilloso, y la muerte frente a frente. Cuántas personas pasaron por mi vida, la Maga ya no es Maga, naufragó en las playas de Almería. En fin, nadie es perfecto. Amor súcubo,íncubo amistad, sexo sin compromiso, y al final... tanto cariño. Qué se puede hacer si siempre el cariño nos sale tan bien. Tercera transformación del espíritu, inocencia, Peter Pan, secuestrarse y entregarse, regalarse, acariciar, sentir, vivir, joder, y subyugarse en la niñez, mi segunda adolescencia, puede que incluso la tercera, quizás perdí la cuenta, como de tantas otras cosas, ¿qué nos queda? disfrutarlo, por supuesto, qué nos quiten lo bailado, cuántas lágrimas y sirimiris, pero guardo las sonrisas, no las mías, quede claro, esas las voy perdiendo en todos los rincones, guardo las sonrisas que os arranqué a filo de payasada, de original dislate o de piropo chabacano. Siempre con cariño, hay dos ingredientes secretos, eso lo enseñan las abuelas, uno es el cariño, el otro la experiencia...
Te estrujo los labios entre el arroyo y un barquichuelo que se atreve a penetrarlo. Qué lindo, qué linda sós, que diría si estuviera briago. Un año, madre mía, retomar el hilo de Ariadna, siempre dejé flecos colgando y siempre el viento me los trajo en la otoñada. Varanasi y Risikesh, Swami Rama, un orador horadado y un piano quisquilloso, y la muerte frente a frente. Cuántas personas pasaron por mi vida, la Maga ya no es Maga, naufragó en las playas de Almería. En fin, nadie es perfecto. Amor súcubo,íncubo amistad, sexo sin compromiso, y al final... tanto cariño. Qué se puede hacer si siempre el cariño nos sale tan bien. Tercera transformación del espíritu, inocencia, Peter Pan, secuestrarse y entregarse, regalarse, acariciar, sentir, vivir, joder, y subyugarse en la niñez, mi segunda adolescencia, puede que incluso la tercera, quizás perdí la cuenta, como de tantas otras cosas, ¿qué nos queda? disfrutarlo, por supuesto, qué nos quiten lo bailado, cuántas lágrimas y sirimiris, pero guardo las sonrisas, no las mías, quede claro, esas las voy perdiendo en todos los rincones, guardo las sonrisas que os arranqué a filo de payasada, de original dislate o de piropo chabacano. Siempre con cariño, hay dos ingredientes secretos, eso lo enseñan las abuelas, uno es el cariño, el otro la experiencia...
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