miércoles, 30 de marzo de 2011

La última hora de la noche


A menudo he tratado de solapar en mis entrañas

La dulce paz que dormita tras las criptas

Con demasiada frecuencia he sucumbido

Al terror de los recuerdos

Y al reloj que los habita

Mas la llave sigue ardiendo

Con el fulgor de una cerilla

En esa hora silenciosa

Que precede a la alboraba

2 comentarios:

  1. Al terror de los recuerdos?

    Puede haber algun que otro que nos haga caer en las sombras que dan miedo, pero todo lo que es recuerdo, pasado, deberia ser punto de partida para algo bueno, para no repetir lo mismo...


    Me gusta,
    Un abrazo,
    Facu.

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  2. Así, mas, a veces el recuerdo es sombrío y traumático, y hay que exorcizarlo para que no se apodere de nosotros...

    ResponderEliminar

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